¿Cuántas veces nos hemos quejado de que una película o el capítulo de nuestra serie favorita no se ve con suficiente calidad? A veces depende de la calidad con la que nos hemos descargado ese documento, otras de la propia producción de ese contenido, pero otras (y esto es lo que tiene solución) puede tratarse tan solo de las condiciones técnicas de nuestra pantalla o la conexión de nuestro Internet.
Si eres seriófilo, recordarás lo que sucedió en el capítulo tercero de la última temporada de Juego de Tronos. Muchos espectadores criticaron que en la batalla, que sucedía en plena noche, no se observaban bien los detalles. Es bastante evidente que el director de fotografía quería precisamente potenciar cierta confusión y misterio, pero la realidad es que ver vídeos con calidad que han sido emitidos por Internet, sea en la plataforma que sea, no es tan sencillo como puede parecer. Sobre todo cuando estamos hablando de reproducir metraje en Full HD o en 4K.
Para ello, en primer lugar se debe disponer de un buen ancho de banda en tu conexión a Internet y, además, esta debe estar optimizada. Pero también hay que tener en cuenta otros factores. Así que, si eres exigente con el visionado de tus vídeos, es fundamental conocer bien la pantalla que estás usando para ajustarla a las características de lo que vas a ver.
CONEXIONES INESTABLES
Las grandes plataformas de visionado de series y películas (HBO, Netflix, Amazon Prime…) ofrecen una serie de resoluciones máximas de emisión. En el caso de las plataformas como Netflix o Amazon es posible ver metraje desde HD hasta 4K (aunque Netflix cobra por ello). HBO por defecto emite en Full HD. Pero la resolución varía en función del ancho de banda que detecta la plataforma. Por eso una serie emitida en 4K puede acabar viéndose en HD, y por tanto pixelada.
Con frecuencia la resolución decrece incluso contando con un ancho de banda generoso. Sobre todo si hay muchos dispositivos conectados a la misma red Wi-Fi. Hay que tener mucho ojo con los teléfonos móviles, tabletas y ordenadores. Pero puede suceder que el router no esté correctamente ubicado o instalado o que la conexión Wi-Fi no esté optimizada.
OPTIMIZAR LA PANTALLA
Casi todos los televisores y monitores cuentan con una serie de ajustes que vienen de fábrica para mejorar el visionado de la imagen. Es interesante que el televisor cuente con HDR, sobre todo si el metraje se ha filmado con esa tecnología, pues eso siempre mejora la capacidad para ver detalles. Aunque hay que tener cuidado en activar esto si queremos respetar la imagen original en el caso de que no haya sido filmada en HDR.
Con frecuencia uno de los preajustes que equipan todos los televisores es el modo cine. Pero si los que vienen por defecto no nos satisfacen, la inmensa mayoría de televisores permiten crear ajustes personalizados que añadir a los que vienen por defecto. Sería ideal crear al menos un ajuste para luz de día y otro para luz nocturna. En el de luz de día lo mejor es bajar un tanto el brillo de la pantalla y jugar con el contraste de la imagen hasta lograr un resultado óptimo. También puede ser bueno aumentar un tanto la saturación del color.
De todas formas, por muy buena que sea la pantalla que estamos usando, si visionamos una película o una serie en una habitación con una luz diurna fuerte el resultado no será satisfactorio. Mi consejo es que conviertas tu salón o tu habitación en una pequeña sala de proyección cinematográfica: poca luz siempre es mejor. A veces es imposible, pero al menos, evita las luces directas sobre la pantalla.
Ahora que ya sabes algunos trucos para convertir tu pequeño salón en una buena sala de proyección te proponemos un ejercicio: si eres fan de Juego de Tronos, vuelve a ver el capítulo tercero de la última temporada haciendo caso de nuestros consejos. Verás como en la oscuridad de la batalla distingues mejor las luces de las sombras.
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